1ª PEREGRINACIÓN MOREANA 2013

Algunos miembros de la Fundación Tomás Moro han realizado los días 18 a 21 de julio de 2013 una peregrinación a los lugares en que Santo Tomás Moro vivió los acontecimientos más importantes de su vida. Esta es la crónica de esta primera peregrinación que abre las puertas a otras sucesivas.

La peregrinación moreana tiene por objeto visitar los lugares más emblemáticos por los que transcurrió la vida y el martirio de Santo Tomás Moro. Otros muchos sitios podrían ser visitados, indudablemente, pero los reseñados en esta peregrinación simbolizan los temas más destacados en esa vida y martirio, como son la casa en que vivió en Chelsea; el Westminster Hall y el Parlamento del que fue “speaker” y en el que fue juzgado; la Iglesia de St. Dunstan en la que reposa enterrada su cabeza; la Catedral de Canterbury en la que fue asesinado Thomas Becket; la Torre de Londres donde se encuentra la celda en que estuvo encerrado quince meses hasta su muerte y la tumba donde reposan sus restos; y, por último, el Santuario de la Virgen de Villesden en la que el Santo rindió su última romería.

1.      Chelsea.

Tomás Moro compró la finca de Chelsea en 1524, con siete acres de tierra (equivalentes a 28.329 metros cuadrados), por 30 libras (es difícil calcular el equivalente a la moneda moderna). En ella construyó la casa familiar en la que viviría desde finales de 1525 o principios de 1526 hasta su ingreso en prisión y ejecución.

Chelsea o Chels-hithe, tenía fama de zona saludable por su aire limpio. Estaba a unas dos millas de la City, aproximadamente, y se podía llegar a ella cruzando el rio Westbourne, a caballo o en barcaza por el rio Támesis. Es posible que esta sea una de las razones por las que Moro eligió el lugar, pues por esa vía estaba equidistante de los Palacios de Greenwich y de Richmond.

Desde la casa, en dirección al Támesis se divisaban los bosques y pastos de Surrey, poblados de patos salvajes y aves de corral. Por detrás se elevaban las colinas de Clapham y Syden. Incluso se podía ver Londres, claramente, con las agujas de San Pablo por encima de los tejados.

La casa tenía una fachada de 164 pies (equivalentes a 50 metros aproximadamente), con porche y un jardín con gran variedad de árboles, árboles frutales y flores. Además de las habitaciones propias de una casa de campo, Moro tenía una capilla y una biblioteca en la que leía y escribía, incluso a la luz de las velas. En su testamento dispuso la donación de parte de la finca a su hija Maggi y su marido William Roper.

En la actualidad, Chelsea está integrado en la ciudad de Londres como uno de sus barrios y no queda nada de la finca de Moro. Lo que pudo ser el terreno se encuentra rodeado en dos de sus lados por la King´s Road y el río, y por los otros dos lados, por la Milman´s Street y la Old Church Street. Pero ello no quiere decir que haya desaparecido el recuerdo de Tomás Moro.

Una pancarta indica la existencia de un conjunto de edificios denominados: Cadogan, Winchester, Dacre, Burleigh y Kingsley. Pero más adelante, un edificio situado en el nº 90 de King´s Road lleva el nombre de “Moro´s Garden”. Y más adelante aún otro edificio aparece con un escudo y una orla con las palabras: “méritus, perseverance, fotitude, fidélitas”, que bien podía aplicarse a Tomás Moro.

Dos placas muestran especial interés. En una de ellas se dice que la Alcaldesa del Municipio Metropolitano de Chelsea Lady Health descubrió la lápida el 11 de marzo de 1964, para conmemorar la apertura del “Jardín de Roper” en el lugar de los edificios destruido por una bomba el 17 de abril de 1944. “El sitio en que se encuentre el jardín formó parte del regalo de bodas de Tomás Moro a William y Margaret Roper en 1521”

La otra placa tiene un valor de referencia pues dice que: “Real Municipio de Kesington y Chelsea. Casa de Campo del Rey Enrique VIII. Estuvo en este lugar hasta que fue demolida en 1753   cuando murió su último ocupante Hans Sloane… El jardín de la antigua casa de campo, todavía se encuentra más allá del final del muro de los establos de Cheyne y contiene árboles frutales que se dice fueron plantados por la Reina Isabel I”

Pero sin duda alguna el recuerdo más visible y sorprendente es una estatua situada en uno de los jardines de la misma calle, que representa a Tomás Moro sobre un pedestal en situación sedente, y de una altura aproximada de dos metros. Viste ropa y capa negra que recuerdan el retrato inmortal que le hizo Hollbein. Su rostro está extremadamente serio, como si meditara profundamente. Sin duda está preocupado porque sabe a lo que se enfrenta. Su mirada está fija. Es profunda e inteligente. Sus manos unidas, en posición de agradecimiento. Sobre las rodillas descansa el Collar de Canciller de Inglaterra, puesto del que dimitió por sus discrepancias con el Rey Enrique VIII. Se ha desprovisto de él sabiendo que era su salvavidas y piensa en el futuro dramático que le aguarda. Sobre su pecho, cerca de la garganta descansa una cruz. Solo su cara, sus manos, el collar y la cruz escapan al color negro del resto de la escultura.

2.      El Westminster Hall.

Forma parte del conjunto de edificios y dependencias que albergan la Cámara de los Comunes y la Cámara de los Lores. Se terminó de construir en 1099 y estaba destinado a acoger los grandes actos del Reino así como fiestas, siendo uno de los espacios medievales más grandes que existen. Inicialmente era una estructura de pasillo cuyo artesonado reposaba sobre un bosque de columnas. Pero entre 1394 y 1401 fue reconstruido elevándose la altura de las paredes y haciéndolas más gruesas para soportar las 660 toneladas de un tejado de cercha gótica (hammerbeam) de roble, que creó un enorme espacio abierto (revolucionario para su tiempo) de 73 mts. de largo,  casi 21 mts. de ancho y 30 mts. de altura. Todavía sigue siendo el artesonado con mayor distancia entre vigas de soporte en todo el país.

El edificio ha sido testigo de importantes acontecimiento de la historia de Inglaterra. Así los banquetes de la coronación de los Reyes desde Ricardo I en 1189 hasta George IV en 1821. Desde el siglo XIII hasta 1882 fue sede de los Tribunales de Justicia. Fue también el lugar en que fue destituido Ricardo II, y fueron juzgados Tomás Moro, Ana Bolena, Guy Fawkes y Carlos I. Se utilizó como capilla ardiente en la muerte del Rey Eduardo VII y de los “premiers” W.E. Gladstone y W. Churchill.

En la actualidad la Reina lo utiliza cuando se dirige conjuntamente a ambas Cámaras, o se recibe a algún visitante especial como el caso de Benedicto XVI.

Precisamente Benedicto XVI al dirigirse a ambas Cámaras el 17 de septiembre de 2010 dijo: “Al hablarles en este histórico lugar, pienso en los innumerables hombres y mujeres que durante siglos han participado en los memorables acontecimientos vividos entre estos muros y que han determinado las vidas de muchas generaciones de británicos y de otras muchas personas. En particular, quisiera recordar la figura de Santo Tomás Moro, el gran erudito inglés y hombre de Estado, quien es admirado por creyentes y no creyentes por la integridad con la que fue fiel a su conciencia, incluso a costa de contrariar al soberano de quien era un “buen servidor”, pues eligió servir primero a Dios. El dilema que afrontó Moro en aquellos tiempos difíciles, la perenne cuestión de la relación entre lo que se debe al César y lo que se debe a Dios, me ofrece la oportunidad de reflexionar brevemente con ustedes sobre el lugar apropiado de las creencias religiosas en el proceso político”.

Diversas placas en el suelo conmemoran estos acontecimientos, pero para nosotros tiene especial valor la que recuerda la condena a muerte de Tomás Moro el 1 de julio de 1535. Recordemos los términos del juicio que condujo a la condena máxima y en el que Tomás Moro tuvo que  defenderse de la acusación de traición.

El Parlamento aprobó el «Acta de Sucesión», por la que la Iglesia de Inglaterra se independizaba de Roma y se reconocía a los herederos de Ana Bolena como sucesores de la Corona, de manera que se negaba a Catalina su condición de Reina. El Preámbulo del Acta proclamaba la invalidez del matrimonio con Catalina y en consecuencia negaba la supremacía espiritual del Papa. Era obligatorio para los ciudadanos el jurar acatamiento a esta Ley, y Moro lo rechazó por razones espirituales (Supremacía del Papa), no por razones políticas (herederos de la Corona).

Posteriormente el Parlamento aprueba el «Acta de Traición», en la que se calificaba como traidor a quien privase “maliciosamente” al Rey, la Reina o sus herederos de sus títulos y dignidades, así como a quien calificase al Rey de hereje, cismático, tirano o infiel.

La negativa de Tomás Moro a jurar estas Leyes le llevó a juicio ante el Consejo Real. A la primera acusación contesta que su resistencia no es «maliciosa» (por tanto no se producen las condiciones del tipo penal), sino «en conciencia». A la segunda acusación, sobre privación del título y dignidad real, contesta que para ello son necesarias actuaciones positivas, y él se ha limitado a guardar silencio, no habiendo dicho ni hecho nada. Aduce además que de acuerdo con el Derecho común «el que calla, otorga».

Y cuando se pronuncia la sentencia de muerte Tomás Moro pide ejercer el derecho de última palabra, y argumenta: la Ley de Sucesión repugna a la Ley de Dios y de su Iglesia al negar la supremacía del Papa, por lo que no puede servir para acusar a ningún cristiano; Inglaterra no era más que un miembro de la Iglesia y no podía dictar leyes contra su universalidad; aunque los Obispos y Universidades de Inglaterra estuviesen contra la posición de Moro, los Obispos y las Universidades del resto del mundo cristiano estaban a su favor. Era consciente que el Tribunal buscaba su muerte no solo por la cuestión de la Supremacía, sino por no querer condescender en el asunto del matrimonio de Enrique VIII.

3.      Iglesia de San Dunstan.

La Iglesia de San Dunstan, cercana a la Abadía de Canterbury, fue fundada por el Arzobispo de esta Abadía Lanfranc en el siglo XI y dedicada a San Dunstan, que murió en el año 988.

En ella tuvieron lugar dos acontecimientos históricos reseñables a los fines de este Memorial. El primero el 18 de julio de 1174 en que el Rey Enrique II viajó a Canterbury para hacer penitencia por su participación en el asesinato de Thomas Becket y caminó desde Dunstan hasta la Catedral en traje de peregrino. El segundo, cuatro siglos después, en 1535, en que fue decapitado Tomás Moro y su cabeza enterrada en esta Iglesia.

Anteriormente, la familia Roper había añadido a la Iglesia en 1525 una Capilla, que fue uno de las primeras construcciones en Canterbury en utilizar el ladrillo. Recordamos que William Roper estaba casado con Margarita (Maggi) la muy querida hija de Tomás Moro.

No se sabe como Maggi consiguió que le entregaran la cabeza de su padre una vez que fue decapitado, arrancándola del poste en que había sido ensartada, según la costumbre de la época, en el exterior de la Torre de Londres. Se ha discutido mucho como lo consiguió. Hay quien sostiene que la compró. Otros hablan de sobornos. Pero es innecesario polemizar sobre ello si se recuerda que Maggi tenía amigos muy poderosos, entre ellos, el Alcaide de la Torre, Sir Edmund Bray, cuyo hijo llegó a casarse con una hija de Maggi y William.

En cualquier caso, Maggi guardó la cabeza en un cofre o pequeño ataúd hasta su muerte en 1577, y entonces fue depositada junto a su propio ataúd en el Panteón de los Roper, en el subsuelo de la Capilla Roper de la Iglesia de Dunstan. Años más tarde, en 1597 el Panteón de los Roper fue reconstruido y ampliado y el cofre con la cabeza de Tomás Moro fue colocado detrás de una reja de hierro, junto a la pared norte de ladrillo, donde se encuentra actualmente. El Panteón siguió siendo utilizado para enterrar a los miembros de la familia hasta 1741. La última persona en ser enterrada se llamaba Catherina Strickland.

La cabeza de Tomás Moro se encuentra, pues, en esta Iglesia considerándose como una importante reliquia, especialmente desde el momento en que fue canonizado y declarado Santo de la Iglesia Católica.

La Iglesia es sencilla y modesta en su arquitectura. Una sola nave, con columnas en el centro que la dividen en dos. Tejado muy inclinado y ventanales normandos. Torre alta con reloj y circundada por el cementerio. En el ángulo derecho de la cabecera se construyó la Capilla Roper.

Al acercarse a la Capilla llama la atención una lápida en el suelo y una placa en la pared. En la primera se lee: “Debajo de este suelo está el Panteón de la familia Roper, en el cual está enterrada la cabeza de Sir Tomás Moro, de ilustre memoria, algún tiempo Lord Canciller de Inglaterra, quien fue decapitado en la Torre el 6 de julio de 1535”.

La placa incrustada en la pared contiene una oración de Tomás Moro en los siguientes términos: “Glorioso Dios, dame la gracia de encomendar mi vida y dame, buen Señor, una mente humilde, amable, tranquila, pacífica, paciente, caritativa, cariñosa, tierna y piadosa, y con todas mis obras, palabras y pensamientos, tener una prueba de tu espíritu feliz y bendito. Dame, buen Señor, una fe plena, una esperanza firme y una caridad ferviente y ayúdame a amarte por encima de mí mismo. Estas cosas, buen Señor, que te pido, dame la gracia de trabajar por ellas, Amén”.

Aunque las vidrieras de la Capilla son modernas, no dejan de tener su significado, a nuestros fines. La que está a la derecha según se mira la Capilla muestra a Tomás Moro en el centro, con San Dunstan a su derecha y el Arzobispo Lanfranc, fundador de la Iglesia, a su izquierda. Fue compuesta en el año 1909 y por donación anónima. La otra vidriera, también moderna de 1972, representa muy diversos personajes relacionados con Tomás Moro, entre los que puede distinguirse, sentada a su izquierda a su hija Maggi y detrás a su marido William.

4.      La Catedral de Canterbury.

La Abadía de Canterbury es el primer lugar de enterramiento de los Reyes de Inglaterra, y fue fundada por San Agustín, primer Arzobispo de Canterbury, que murió en el año 604, siendo enterrado en la propia Abadía al igual que se hizo con los primeros Arzobispos. En el lateral opuesto de la nave eran enterrados los Reyes de Kent, empezando por el Rey Ethelbert en el año 616. En ella, en la Capilla de la Trinidad, descansan también descansan los restos de Enrique IV y de la Reina Juana de Navarra, así como los de Edmond, Príncipe de Gales, hijo mayor de Eduardo III, conocido como el Príncipe Negro.

La Abadía fue así un poderoso símbolo de la alianza entre la Iglesia y la Corona que jugó un importante papel en la historia británica.

De la Catedral actual, primada de la Iglesia Anglicana, destacan la nave central, del siglo XIV y de estilo gótico pendular. Junto a ella el claustro que conecta las diferentes dependencias de la Abadía y en cuyo artesonado pueden verse bellas esculturas de escudos heráldicos y fascinantes rostros y animales. La sala capitular, para la reunión diaria de los monjes y la lectura de un “capítulo” de la Regla Benedictina.

De especial interés es la cripta, la parte más antigua de la Catedral, que data del siglo XI, con arcadas románicas, tipo normando, y bellos capiteles en columnas decoradas. En ella estuvo depositado el cuerpo de Tomás Becket desde 1170, año de su asesinato, hasta 1220 en el que se le trasladó a la Capilla de la Trinidad.

A continuación de la nave central se encuentra el coro, y a continuación de este la Capilla de la Trinidad, que equivale a lo que llamaríamos Altar Mayor. Es esta Capilla reposaron los resto de Tomás Becket desde 1220, como se dijo, hasta 1538 en que Enrique VIII ordenó su demolición. Son finalmente destacables las vidrieras que representan milagros de santos o escenas asociadas a Tomás Becket.

Pero si esta Catedral tiene interés en una peregrinación moreana (aparte de su interés histórico, artístico o arquitectónico) es, precisamente, porque en ella se produjo el asesinato del Arzobispo Tomás Becket en 1170, como se ha dicho.  No obstante los 365 años que lo separan de la decapitación de Tomás Moro, existen entre ambos acontecimientos sorprendentes similitudes entre ambas muertes y las circunstancias que la rodearon.

Así, dejando de lado la identidad de los nombres de Tomás, también hay identidad de nombres en los reyes responsables: Enrique II y Enrique VIII. Ambos Tomás fueron críticos en momentos definidos de las relaciones entre la Iglesia y el Reino, y en ambos casos el poder del Reino se impuso por la fuerza al poder de la Iglesia. Ambos Tomás habían sido amigos y consejeros de sus respectivos Monarcas quienes les nombraron el equivalente a Primer Ministro (Chancellor). Y más aún, ambos Tomás fueron asesinados porque se negaron a aceptar la supremacía del poder civil sobre el religioso.

Sin embargo las consecuencias de ambas muertes fueron muy distintas. Enrique II se “arrepintió” y peregrinó a Canterbury para pedir perdón; mientras Enrique VIII dio origen a la Iglesia de Inglaterra, separada de Roma, y cuya cabeza era el propio Rey. En la Iglesia Anglicana se sigue considerando a Tomás Moro como un traidor.

Por todo lo anterior, la visita a la tumba de Tomás Becket en la Capilla de la Trinidad de la Catedral de Canterbury, completa la visita a la Iglesia de Dunstan.

5.      La Torre de Londres.

Se encuentra situada en el lado oeste del Puente de Londres y fue construida por Guillermo I el Conquistador para la defensa y protección del puente. Su nombre puede inducir a confusión pues dentro del recinto ha veinte torres y no solo una. En el centro se encuentra un edificio llamado la Torre Blanca y entorno al mismo dos circuitos de muralla que conectan con las demás torres.

A lo largo de la historia sus destinos han sido muy variados: puesto de defensa de la ciudad de Londres, un lugar en que los Reyes convocaban asambleas o firmaban tratados, una prisión para delincuentes peligrosos, almacén de pertrechos de guerra, dependencias donde se guardaba y protegía la joyas y ornamentos de la Corona, archivo general de los pleitos del Rey en Westminster, etc.

Los prisioneros entraban por la puerta llamada de los Traidores, construida por Eduardo I en 1280. En general quien entraba por esa puerta no volvía a salir con vida.

Nuestro interés como peregrinos se centra en que Tomás Moro estuvo encerrado en la Torre durante los últimos quince meses de su vida, hasta su ejecución. Además de él corrieron la misma suerte Thomas Cromwell, Ana Bolena, Catherine Howard, Lady Jane Grey y el Duque de Monmouth, entre otros muchos.

Para visitar la celda que ocupó Moro y su tumba es necesario un permiso especial que concede el Director de la Torre, permiso que indica la hora exacta de la visita y su duración y está sometida a especiales medidas de seguridad. La razón de ello es que tal celda y tal tumba se encuentran dentro de un recinto en el que la Reina de Inglaterra tiene reservadas unas dependencias, por lo que gozan de la consideración de Palacio Real a todos los efectos, aunque la Reina no vaya, ni mucho menos, con frecuencia.

La celda que se muestra al peregrino no responde a la idea que podamos tener del lugar en que se encierra a un prisionero. En la actualidad se trata de  un espacio irregular no uniforme, ni con paredes rectas, como si fuesen diversas esquinas unidas de diversas estancias. El suelo es de tierra, los muros tienen pequeñas aperturas tipo  saeteras, sin cristal en las ventanas, con techo irregular sostenido con nervios de bóveda gótica. Debió de ser muy fría, pues aquel invierno el rio Támesis de heló. En algún sitio se dice que le hicieron sufrir sus carceleros pues llegaron a quitarle el papel y la tinta para escribir y los libros que leía. En esta celda estuvo quince meses y la única señal de que la ocupó es un cartel apoyado en el suelo con la reproducción del retrato de Holbein.

Sin embargo, Peter Ackroyd en su obra “The life of Thomas More” sostiene que Moro ocupó una de las estancias reservadas a los “huéspedes” más influyentes o privilegiados. Era una cámara pentagonal de piedra con un techo abovedado de unos 19 pies de altura (casi 6 metros) y una superficie de de 19 a 20 pies, con unos muros de 3 metros de espesor. El suelo estaba enlosado con piedra tosca e irregular. Las ventanas eran, simplemente, saeteras o pequeños huecos. Los muebles eran los indispensables: una mesa y una silla y una cama tipo camilla. Tenía una pequeña estufa de ladrillo para calentar esa fría habitación, y Moro puso esteras de paja en suelo  y paredes. Su antiguo sirviente John Wood permaneció fielmente a su lado a lo largo de todo el periodo de su encarcelamiento.

Desde la Torre, Moro escribió algunas obras, especialmente carta a su hija Maggi para calmar su preocupación y temores, indicando que estaba bien de cuerpo y tranquilo de espíritu. Su último libro “De Tristitia Christi”, que seguro reflejaba su estado de ánimo, es conocido como el “Manuscrito de Valencia”, pues en esta ciudad se conserva su original.

En la Torre de Londres se conserva también el enterramiento del cuerpo de Tomás Moro sin cabeza. Es una especie de Capilla con arco semicircular. Encima de la tumba, a modo de sarcófago, hay un busto del santo flanqueado por dos velas. En el frontal del sarcófago se lee: “Caballero, académico, escritor, hombre de Estado, Lord Cancellor de Inglaterra 1529-32. Decapitado en Tower Hill y enterrado en esta Capilla 1535. Canonizado por el Papa Pio XI en 1935”, es decir, a los 400 años de su martirio. Al pie de sepulcro, una pequeña hornacina contiene un libro abierto, sin indicación, pero que pudiera ser su libro de horas.

6.      El Santuario de la Virgen de Willesden.

La última etapa de la peregrinación moreana es al Santuario de la Virgen de Willesden, principal santuario mariano de Londres y situado en una de las áreas urbanas más multiculturales, especialmente de habla portuguesa. Es un poderoso testigo de la fe católica.

Ya en 1249 se menciona la existencia de dos estatuas de la Virgen. Los lugareños veneraban a una de ellas por sus poderes milagrosos, especialmente con los invidentes y las enfermedades de los ojos. Es posible que el nombre de Villesden signifique “manantial al pie de la colina”, manantial que fue, recientemente redescubierto y renovado de manera que su agua se embotella como agua bendita.

Se tiene constancia de las peregrinaciones al Santuario desde finales del siglo XV. En el año 1502 atrajo la atención de la Reina Elisabeth de York que mantuvo un donativo durante su embarazo. Los londinenses peregrinaban frecuentemente al Santuario, incluido Tomás Moro, que defendía la práctica de las peregrinaciones, poniendo como ejemplo la de Willesden.

En 1538 la Virgen de Willesden fue confiscada por Thomas Cromwell y llevada a su casa de Chlesea, siendo quemada en el otoño en una gran hoguera de imágenes notables. Pero, de acuerdo con un documento de la época, la Virgen se apareció a un devoto del Santuario, Dr. Crewkehorne, al mismo tiempo que ardía la hoguera, diciendo que quería seguir siendo venerada en el Santuario como la había sido en el pasado.

Como hemos anticipado, Tomás Moro era peregrino del Santuario, y consta que estuvo allí poco antes de su detención. Así, Frank Mitjans en su opúsculo “Peregrinación al Santuario de la Virgen de Willesden” relata que el domingo 12 de abril de 1534, después de asistir al sermón en la Catedral de San Pablo, fue citado para comparecer ante la Comisión del Rey en Lambeth, para prestar juramento a la Ley de Sucesión. Esa misma noche regresó a su casa de Chelsea y al día siguiente, después de asistir a misa y confesarse fue a Lambeth donde quedó detenido y encerrado en la Abadía de Westminster. Después de cuatro días, el 17 de abril, fue enviado por el rio Támesis  a la Torre de Londres donde permaneció hasta su ejecución el 6 de julio de 1535.

Pero inmediatamente antes de que ocurrieran estos acontecimientos hizo una peregrinación a Willesden, alojándose en casa de su amigo Sir Giles Alington, marido de su hijastra, y desde allí, el 5 de abril, escribió a su secretario para introducir unos cambios en su “Tratado sobre la Pasión”, relativos a la secuencia temporal de algunos acontecimientos de la Pasión de Cristo, que había estado meditando durante la Semana Santa. Una semana anterior había dispuesto sobre sus tierras para caso de muerte, y había legado a su yerno William Roper, marido de Maggi, una parte de la finca de Chelsea. Evidentemente estaba intentando proteger los intereses de su familia y no menos claramente, preparándose para su propia muerte.

Curiosamente otro famoso peregrino del Santuario de la Virgen de Willeden fue San José María Escrivá, que visitaba a menudo el Santuario durante sus viajes a Londres. El 15 de agosto de 1958 hizo una peregrinación privada en la que re-consagró el Opus Dei al nombre de María. Después el 17 de agosto de 1962 volvió acompañado de D. Álvaro del Portillo, rezaron el rosario y compraron algunas estampas de la Virgen para distribuirlas entre los miembros de la Obra en Hampstead.

El Santuario de la Virgen de Willesden puede presumir de haber tenido entre sus peregrinos a dos Santos y lo recuerda en un gran panel que hay en la fachada de la Iglesia.

7.      Nota bibliográfica.

A). Obras principales de Tomás Moro

La obra de Tomás Moro es muy copiosa, pero toda ella referida al humanismo y no al Derecho. Es obra en prosa, obra poética, gran número de cartas, así como cursos o conferencias impartidas.

Entre 1498 y 1505 publica «Nueve rimas para las tapicerías de la casa de Sir Juan Moro«, «Endechas a la muerte de la Reina Isabel«; «El libro de la Fortuna«, donde recoge sus temores a las represalias de Enrique VII; «Sainete de cómo un oficial de Justicia tuvo que hacer de fraile«.

En 1506, traduce junto a Erasmo los «Diálogos de Luciano» y la «Vida de Pico de la Mirándola«. En «Epigramas» recoge sus meditaciones sobre la muerte y el desengaño de la existencia, la libertad política de los ciudadanos y la fortuna y azares de la vida. Y en la «Historia de Ricardo III«, recuerda las trágicas circunstancias conocidas en su niñez.

Impartió Conferencias sobre San Agustín y su «De civitate Dei» en Londres, y Cursos en el Lincoln ‘s Inn sobre materias jurídicas en 1511 y 1515. Antes, a la muerte de Enrique VII, escribe «Odas y poemas a Enrique VIII» a la coronación del nuevo Rey y a su boda con Catalina.

En 1515 escribió «Utopía» entre Flandes y Londres, su obra más famosa, nombre de una isla imaginaria, que desde entonces se hace concepto, y en el que reflexiona sobre muy diversos problemas sociales.

Tomás Moro luchó decididamente contra la herejía Luterana. «Réplica a Martín Lutero«, «Diálogo a cerca de las herejías«, «Escritos contra las herejías«, «Refutación de la respuesta de Tyndale» y «Apología«, están en esta línea. De tema religioso son «Los novísimos» en el que pasa revista a estos aplicándolas a cada uno de los siete pecados capitales; la «Súplica de las almas«, para contestar el libro de Simon Fisher «Súplica de los mendigos», escrito contra el clero; «Debelación de Salem y Bizancio» y «Respuesta a la primera parte del venenoso libro que un hereje anónimo ha titulado «La Cena del Señor«, en defensa de la eucaristía.

Ya en la cárcel, Moro escribe «Diálogo del consuelo en la tribulación«, sobre la invasión turca de Hungría y el peligro de la Cristiandad, y sobre la forma de vivir con Cristo en tiempos de persecución; «Tratado sobre la pasión de Cristo«, «Expositio Passionis«, y “Cartas desde la Torre”. Llamamos la atención sobre cómo interpreta Tomás Moro las Sagradas Escrituras, utilizando sus experiencias jurídicas. Así por ejemplo, cuando el Evangelista Mateo relata, «marchó a la otra parte del torrente Cedrón, a un huerto llamado Getsemaní«, la mención de dos lugares, Cedrón y Getsemaní dice Moro, no es vana, porque Cedrón significa tristeza, y Getsemaní, valle fértil.

B). Bibliografía sobre Tomás Moro.

Es mucha la bibliografía existente, tanto en ediciones de sus obras, cuanto en biografías. Ya en 1557 se editan «The Works» por Rastell; y más adelante las impresiones latinas: «Lucubrationes«, Basilea 1563; «Latina Opera«, Lovaina 1565; «Opera Omnia«, Franfort 1689. La correspondencia de Moro fue editada en 1947 por E.F. Rogers. En España, Alvaro de Silva, tiene publicadas: «Un hombre para todas las horas» (1998) que recoge una correspondencia selecta; «Un hombre solo» (1998) que recoge cartas desde la prisión; «Diálogo de la fortaleza contra la tribulación» (1998) y «La Agonía de Cristo» (2001).

Las biografías de Tomás Moro son también muy numerosas. Por todas citamos a A. Vázquez de Prada «Sir Tomás Moro«, Ed. Patmos, 3» Edición, 1975. En este libro se mencionan biografías de William Roper, yerno de Tomás Moro (marido de Maggie), que ha sido editada por EUNSA, (2000), en edición preparada por Alvaro de Silva con el título «La vida de Sir Tomas Moro«; de Harpsfíeld (pág. 21); de Rastell (pág. 22); de Stapleton (pág. 23); de Ro. Ba. (anónimo, pág. 23); de Cresare Moro (bisnieto de Moro, pág.23); de Bridgett (pág.24); de Chambers (pág. 24)  y de Reynolds (pág. 25).

En el libro «La agonía de Cristo» Rialp (2001), pág. 35 y ss. preparado por Alvaro de Silva puede encontrarse una bibliografía mas actualizada. Destaca la referencia a R.W. Gibson y J.M. Patrick «St. Thomas More: A Preliminary Bibliography«, New Haven 1961, y los volúmenes de la edición Yale University (1986). Así mismo en el libro «La vida de Sir Thomas Moro» de William Roper, editada por EUNSA (2000) y preparado también por Alvaro de Silva, pág. 83 y ss. existe bibliografía actualizada, especialmente en lengua inglesa. En 1999 la Editorial Vitage publica el libro “The life of Thomas More” de Peter Ackroyd, versión española en la Editorial Eunsa.

También citar el trabajo «Semblanza de Tomás Moro» de Cruz Martínez Esteruelas, que fue hasta su muerte, Presidente de la Fundación Tomás Moro, publicado en «Estudios Humanistas. Anuario de la Fundación Tomás Moro» N° 1. Octubre 1998, pág. 55 y ss.; así como un resumen de esa semblanza en forma de artículo periodístico, «A propósito de Tomás Moro» (ABC, 3 de febrero de 1998).

Por último, puede verse la  reseña de Tomás Moro de Fernando Díez Moreno en la Obra “JURISTAS UNIVERSALES”, 4 Tomos, Tomo 2, “Juristas Modernos” (siglos XVI al XVIII), coord. Rafael Domingo, Ed. Marcial Pons. Barcelona 2004, pags. 116 a 121.

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