Humanismo y cuestiones de la política cotidiana

Humanismo y cuestiones de la política cotidiana. (42)

Algunos lectores me piden que me pronuncie con más frecuencia sobre los temas de actualidad, especialmente sobre los temas de la política cotidiana. Lo siento, pero no lo voy a hacer. Los temas de la política cotidiana tienen muchos comentaristas, muchos columnistas, muchos tertulianos. Creo que un comentario más no añadiría nada.

Pero es que, además, de la política cotidiana sabe todo el mundo. Todos tienen su opinión formada en la escucha de la radio, la lectura de los diarios, el comentario de la calle, o las imágenes de la TV. No hay más que sacar en cualquier conversación un tema político para darse cuenta de que todos son capaces de opinar sobre el tema en cuestión, manifestar sus fobias, expresar su preocupación y emitir juicios de intención sobre los cuatro o cinco personajes que todos los días, todos los días, todos los días, aparecen en los medios.

Parece como si en España no ocurrieran otras cosas ni acontecimientos que los políticos, que no se produjeran otras noticias de interés general, que nuestra capacidad de generar algo que no sea político estuviese agotada. En ello tienen gran parte de responsabilidad los medios en general que dedican un alto porcentaje de sus contenidos a la información política y no a la información social.

Pero no es así. La sociedad civil, el mundo empresarial y económico, las familias, la Iglesia, los ámbitos culturales y académicos son generadores cotidianos de noticias de gran interés que pasan desapercibidas porque los medios no las resaltan, pues deben dedicar la gran mayoría del espacio a los temas políticos.

En los tiempos que vivimos, con el desarrollo económico y digital, se produce en España el siguiente fenómeno. La gran mayoría de las ciudades o pueblos, más o menos importantes, tienen sus propios medios de comunicación, incluidas las propias cadenas de TV. Un ciudadano normal al enfrentarse con un medio de comunicación, lo primero que le interesa son las noticias locales (si excluimos los deportes), después las noticias provinciales, después las de su Comunidad Autónoma, después, si llega, las noticias nacionales, y ya para las internacionales no tiene tiempo o está cansado.

Todo ello genera una doble consecuencia. Por una parte, que solo hay tiempo para las noticias políticas (de ahí que todos sepamos hablar de política, como venimos comentando); y por otra, que se crean unas mentalidades localistas, como ya denunciara Ortega y Gasset hace muchos años, y que generan una ausencia de sentido nacional, tan acentuado en otras naciones, como por ejemplo Francia.

Pues lo siento, amable lector, no voy a hacerte caso ni a comentar los temas de actualidad política. Prefiero reflexionar contigo los temas de los que nadie habla. Los temas permanentes frente a la contingencia y volatilidad de los temas políticos. Temas para hacerte pensar y meditar, aunque sean para ti solo y no los vayas a comentar con nadie.

En este sentido el humanismo, y más concretamente el humanismo cristiano, tiene una fuente inagotable de cuestiones que merecen nuestro comentario y análisis. A ellos hemos dedicado la mayor parte de las más de cuarenta colaboraciones quincenales que llevamos en esta Tribuna, y a los que dedicaremos las siguientes si Dios nos da salud, nos respeta la pandemia y le parecen bien al Director.

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