La dignidad de la persona. III

La dignidad de la persona (3) (56)

En la anterior colaboración nos quedamos en las ideas de San Bernardo sobre “el hombre imagen de Dios” y prometimos que en esta nos referiríamos a lo que dijo el Concilio Vaticano II, el Papa San Juan Pablo II y el Catecismo de la Iglesia Católica sobre el tema.

La Constitución “Gaudium et Spes” en el punto 12 había declarado que “el hombre ha sido creado <a imagen de Dios>, capaz de conocer y amar a su Creador, y ha sido constituido por Él, señor de todas las criaturas terrenas, para regirlas y servirse de ellas glorificando a Dios”. Y en el punto 22 dice: “El que es imagen de Dios invisible (Cristo) es también el hombre perfecto que ha devuelto a la descendencia de Adam la semejanza divina, deformada por el primer pecado. En Él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada, también en nosotros, a dignidad sin igual”.

San Juan Pablo II en el ciclo de audiencias catequéticas sobre la “Teología del cuerpo. Varón y mujer”, dijo que la creación del hombre como varón y mujer se le puede atribuir un carácter cosmológico: el hombre es creado sobre la Tierra y al mismo tiempo que el mundo visible, pero, a la vez, el Creador le ordena dominar la Tierra, colocándolo por encima del mundo. La narración bíblica no habla de su imagen o semejanza con el resto de las criaturas sino solamente con Dios.

Añadió que el relato del Génesis es, también, de carácter teológico, como lo demuestra la definición del hombre sobre la base de su relación con Dios (“a imagen de Dios lo creó”), que incluye, al mismo tiempo, la afirmación de la imposibilidad absoluta de reducir el hombre a un ser puramente mundano. El relato “Dios creó al hombre a su imagen…; varón y mujer los creó” es conciso, libre de cualquier huella de subjetivismo: contiene solo el hecho objetivo y define la realidad objetiva tanto cuando habla de la creación del hombre, varón y mujer, a imagen de Dios, como cuando después añade las palabras de la primera bendición: “Y los bendijo Dios diciéndoles: procread y multiplicaos y henchid la tierra; sometedla y dominadla”.

En otra homilía de 26.6.2002, comentado el Salmo 8 dice que, al hombre, criatura débil, Dios le ha dado una dignidad estupenda: lo ha hecho poco inferior a los ángeles, destinándolo a un señorío universal: “todo lo sometiste bajo sus pies”. Es un dominio que Dios regala:  a las manos frágiles y a menudo egoístas del hombre se confía todo el horizonte de las criaturas, para que conserve su armonía y su belleza, para que las use y no abuse de ellas, para que descubra sus secretos y desarrolle sus potencialidades.

En una nueva homilía, la de 24.9.2003, nos dice que el horizonte de la soberanía del hombre sobre las demás criaturas se especifica casi evocando la página inicial del Génesis: rebaños de ovejas y toros, bestias del campo, aves del cielo y peces del mar son encomendados al hombre para que, poniéndoles el nombre, descubra su realidad profunda, la respete y la transforme mediante el trabajo, de forma que sea para él fuente de belleza y de vida.

Comentando el Salmo 148, en otra homilía de 17 de enero de 2001, San Juan Pablo II dice que la criatura humana recibe una misión de gobierno sobre la creación para hacer brillar todas sus potencialidades: el hombre y la mujer, que son “imagen de Dios” reciben la orden de ser fecundos, multiplicarse y llenar la tierra.

Finalmente el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) se refiere al hombre imagen de Dios en dos partes: en los puntos 355 a 384, que se encuentran en la Parte Primera y reciben la naturaleza de “profesión de fe”; y en los puntos 1700 a 1715 que se encuentran en la Parte Tercera sobre la vida de Cristo. En consecuencia, creer en el hombre como imagen de Dios no es solamente un elemento esencial y básico de nuestra fe, sino que forma parte, además, de la vida humana de Cristo. Dicho de otra manera, la consideración del hombre como imagen de Dios, no solo tiene una importancia básica en la creación del mundo, sino que también la tiene en su Redención.

Pero ¿qué es la imagen de Dios? Para nosotros es la dignidad de la persona. A ello dedicaremos la próxima colaboración.

 

 

 

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