Derechas e izquierdas. Criterios esenciales (y III)

Derechas e izquierdas. Criterios esenciales (y III). (45)

En las dos colaboraciones anteriores sobre “derechas e izquierdas” hemos dejado planteado la importancia del humanismo cristiano para formar criterio en torno a la posible incompatibilidad entre la libertad y la igualdad, o lo que es lo mismo, entre un sistema que promueva la libre empresa y la economía de mercado, y un sistema que promueva la igualdad a costa de la libertad.

También hemos hecho referencia a la importancia que la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) tiene a la hora de enfrentarnos a estos tipos de problemas, pues en materia social y económica dicha doctrina constituye el contenido del humanismo cristiano.

Amable lector, si tienes interés en conocer las líneas básicas de la doctrina de la que hablamos, te recomiendo la lectura de la Encíclica de San Juan Pablo II “Centésimus annus”, a la que se puede acceder fácilmente a través de la página web del Vaticano (www.vatican.va), pues en ella se contiene la respuesta actualizada a los interrogantes de nuestros días. Si no tienes tiempo o dificultades de acceso te expongo a continuación los puntos más importantes en lo que afecta a los temas que venimos comentando:

  1. La persona económica que actúa en el mercado es solamente una dimensión de la persona moral dotada de libertad y de inteligencia.
  2. La DSI no da soluciones técnicas a los problemas económicos o sociales, ni tiene un modelo económico, pero sí aporta criterios para una posible solución basada la defensa de la persona y su relación con los signos de los tiempos que vivimos.
  3. Las causas de la caída del comunismo en 1989 pueden sintetizarse así: la cultura y no la economía es el motor de la historia; y se incurrió en un error antropológico sobre la naturaleza humana al intentar desarraigar la necesidad de Dios en el corazón del hombre, que llevó a la violación de los derechos de los trabajadores, al fracaso económico, a la negación de la iniciativa privada y de la libertad económica.
  4. Sí al «capitalismo» entendido como un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, esto es, la economía de mercado.
  5. La economía de mercado no debe ser solamente fruto de la cultura o la costumbre, sino que debe regirse por las leyes reguladoras y limitadoras de la competencia. No es posible garantizar trabajo para todos, a menos que se controle toda la vida económica. La pobreza no es una cuestión de explotación sino de exclusión.
  6. La libertad económica no puede estar al servicio de la libertad individual, ni ser considerada como un aspecto particular de esta libertad, porque su fundamento es ético y religioso.
  7. La sociedad civil, al igual que los individuos posee una “subjetividad” propia que se expresa en todo tipo de asociaciones, fundaciones, ONGs, que deben ser protegidas y fomentadas.
  8. Existe una nueva forma de riqueza: la del conocimiento y de la tecnología, más importante que la propiedad de la tierra.
  9. Si la actividad política no se guía por verdades permanentes, frente al relativismo y el agnosticismo, y que no dependan de las mayorías, se corre el peligro de manipulación de las ideas y las convicciones. La democracia desprovista de valores permanente puede degenerar en totalitarismos.

Ahí tienes, amable lector, un apretado resumen. Cada punto es digno de meditación y, sobre todo, de aplicación a la crisis económica que vivimos.

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